lunes, 3 de junio de 2013

Como restaurar un mueble

Decidimos comprar una casa, tambien tenemos que dicidir que hacer con los muebles que nos quedan.
Ese armario ropero que te dejó en herencia tu abuela o la cómoda francesa medio rota que encontraste en el mercado de pulgas puede convertirse en un pequeño tesoro con una buena restauración. Además, contribuirás a fomentar el consumo responsable. Si te animas a probarlo, te ayudamos con este paso a paso… Y te avisamos: ¡es un hobby que engancha!

mueble-pintado-mano-1Valora el mueble

Antes de que empieces la restauración del mueble, es importante someterlo a un chequeo completo para valorar si vale o no vale la pena restaurarlo. Siempre es mejor que el número de piezas que debas cambiar no supere al número de las que se pueden conservar.

¿Dónde hacerlo?

Evita trabajar al aire libre: el viento y el sol resecan la madera y la pintura. Lo ideal es trabajar en una estancia con temperatura estable y lejos de focos de calor o frío. Y no olvides protégerte con una mascarilla y guantes de goma. ¡La salud es lo primero!

¿Qué necesitas? Materiales básicos

Las herramientas básicas para restaurar un mueble son: lijas de varios tamaños y durezas, pinceles, trapos de algodón, destornilladores, cuchillas, estropajos de aluminio, algodón y una espátula.

Limpia el mueble

Antes de ponerte manos a la obra, limpia el mueble a fondo. Basta con pasarle un tra
po humedecido en agua y un poco de jabón neutro. Repasa todo el mueble, sobre todo las partes ocultas, y déjalo secar totalmente.

Elimina las manchas

Tras limpiarlo deberás eliminar la pintura o el barniz. Para ello, aplica decapante con una brocha y retíralo con una espátula. Repite la operación hasta eliminar el acabado y limpia el mueble con un trapo y disolvente. Al final, pasa una lija fina.
Si las manchas no se van, tras decapar o lijar la pieza, repite el proceso hasta que desaparezcan. Si las manchas están en las esquinas o molduras, repásalas con un cepillo de dientes muy duro mojado en disolvente. Humedécelo a menudo para retirar la suciedad.

Erradica la carcoma

La carcoma es fácil de detectar en un mueble: su superficie presentará pequeños agujeros. Para erradicarla, aplica un producto anticarcoma con una brocha en cada hueco y envuelve el mueble con plástico. Es importante cubrir por completo el agujero. Se recomienda renovar el plástico cada 48 horas y dejarlo tapado un mínimo de cuatro días.

Repara los golpes

Las hendiduras ligeras de la madera desaparecen si colocas un trapo mojado en agua o en leche caliente sobre la zona afectada. Sujétalo fuerte con una cinta y déjalo actuar unas horas. Tras un tiempo prudencial, recuperará su forma original.

Tapa fisuras

Puedes tapar fisuras con masilla o cera natural para disimular arañazos e imperfecciones. Rellénalos con una espátula, luego lija la superficie y repite la operación hasta que la fisura desaparezca. Para devolverle a la zona su color original, pintala con óleos de la tonalidad de la madera.

Piezas dañadas

Este paso es sólo para las más mañosas, ¡pero algún día hay que intentarlo! Si te animas cambiar pequeñas piezas – patas, molduras…-, retíralas y dibújalas en papel. Ponlas sobre un tablero (de pino para los muebles con veta y de haya para los que no la tienen) y recórtalas con una segueta. Lija los bordes y tíñela del color más parecido al mueble.

Encola

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Para encolar las nuevas piezas, retira las antiguas y elimina los restos del antiguo pegamento. Aplica cola blanca, sujeta la pieza con un gato o con cuerdas y déjala secar 24 horas. Si sólo quieres encolar la pieza original y la pieza no puede quitarse de la estructura, aplica directamente la cola.

Arregla puertas y cajones descolgados

Si la puerta está descolgada, cambia la bisagra por una un poco más grande. Para que la nueva se ajuste, amplía el cajeado con un formón. Una opción más fácil es pegar la bisagra antigua al mueble con cola rápida. Si los cajones no se deslizan bien, aplica un poco de jabón a las guías o lija los laterales.

Restaura las cerraduras y herrajes

Los herrajes de bronce se limpian con agua y jabón. El resto de metales repásalos con un cepillo de cerdas suaves humedecido en vinagre o en un refresco de cola. Las cerraduras repásalas con aceite y frótalas con un cepillo metálico de cerdas suaves.

Renueva la tapicería

Si la tela no está muy deteriorada, basta con una puesta a punto para que esté como nueva. Desclávala con cuidado de la estructura y, para una limpieza a fondo, llévala a la tintorería. Posteriormente, grápala con una grapadora especial para tapizar.
Si la tela original está inservible, creáte una plantilla de la forma del tapizado original, recorta la nueva tela y grápala.

Barniza y encera

Aplica una capa de barniz -mate o satinado-, deja secar 24 horas, lija el mueble, limpia el polvo y aplica otra mano en el sentido de la veta. Luego, con algodón, aplica una capa de cera incolora: le dará un aspecto mucho más natural.

¿Teñir o no teñir?

Se aconseja el teñido del mueble cuando la pieza ha perdido el color o se le quiere dar un aire nuevo. Líjala, límpiala y aplica con una brocha suave que no suelte pelo una capa de tinte. Para oscurecerla, pásale varias capas hasta acertar con el tono.

Acabado en goma laca

Se recomienda sólo cuando la pieza original presenta este acabado. Su textura viscosa tapa los poros de la madera y, además, le da brillo. En acabado transparente o ámbar, debes aplicar unas 15 capas con una brocha especial para este producto.

El paso final: pulir

Para que el acabado final del mueble sea más brillante, aplícale al menos una segunda capa, ya sea de barniz, de tinte o de goma laca. Es conveniente encerar la pieza una o dos veces al año para mantenerla en perfecto estado tras la restauración.

Mantenimiento

El mantenimiento debe ser constante. En primer lugar, procura alejar el mueble de las fuentes de calor y humedad, y evita exponerlo al sol directo, ya que podría perder su color original. En cuanto a su limpieza, repásalo con un paño seco y evita productos que dañen el acabado.

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